sábado, 20 de junio de 2009

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Y erA como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí como en clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegadO.

lunes, 15 de junio de 2009

Reclámale


Las ganas de reír se han ido hoy de mí, lo triste está sembrado en mi camino... quiero ser mejor, quiero estar con vos, quiero sonreír a pesar de mí. Regalame un todo, regalame un soñar, reclámale a la vida lo que es mío, reclámale esos años que son míos; hablale en mi lugar por favor.

M úsica I ntrospectiva


¿Existe poder encontrase a través de un sonido? ¿O de encontrar la respuesta justa en el sonido preciso?
Eran las cinco de la mañana del domingo y un muchacho alto, de pelo oscuro, ojos de color gris, un lunar en su mentón y otro por debajo de su ojo izquierdo, pestañas largas, oscuras, con ropa de color azul y bordo combinado con su pianola de los mismos colores con rasgos extremadamente tristes, se encontraba en su habitación ubicada debajo de un manicomio en las afueras de la ciudad, en un continuo silencio sin encontrar certeza alguna acerca de su búsqueda introspectiva.
Eran las cinco y media de la mañana y sólo se oían las agujas del reloj marcando los minutos y segundos que pasaban como si fueran notas rápidas y de paso; no se oía gente riendo, ni ladridos de perros, ni sonidos de pájaros, ni conversaciones de locos, solamente los sonidos de su cuerpo.
La incertidumbre de encontrarse era similar a la de un día nublado, donde las nubes tapaban el bello cielo y no se lograba descubrir su increíble color celeste; a él le ocurría una situación similar.
Dentro de la habitación, Santino estaba en una situación inquietante, invadida de incertidumbre, nervios y angustia.
Caminaba de un lado a otro, intentando descubrirse, la imaginación no alcanzaba, las horas pasaban y permanecía en el mismo estado; algo debía llegar en algún momento.
Las manos de Santino estaban empapadas, provocadas por la desesperación y la ansiedad. Los ojos no paraban de pestañar, los latidos de su corazón se hacían cada vez más intensos y marcaban un pulso rápido, el roce de sus manos provocaban sonidos ásperos y fluidos, los pasos marcaban sonidos cortos y fuertes, y la respiración se hacia cada vez más intensa y agitada, el contacto entre sus manos y su cara hacían sonidos suaves, lentos y apacibles.
Eran las siete de la mañana y el muchacho había decidido detenerse observando un agujero cercano a la puerta donde se oía una suave brisa, que quizás desde lejos no se oiría, se acerco y sintió que algo se estaba uniendo entre el silencio y los sonidos de su corazón que marcaba un pulso rápido, el sonido del roce de sus manos provocando sonidos fluidos y ásperos, los pasos marcaban sonidos cortos y fuertes, el contacto entre sus manos y su piel hacían sonidos moderados y suaves y rápidamente Santino comenzó a imitar esos sonidos con su voz y a crear una melodía, donde la suave brisa era la armonía y los demás sonidos eran el ritmo. Siguió repitiendo la melodía hasta la tarde y buscando más sonidos que provenían de su cuerpo, como el ruido de una cadena que él tenía, la caída de su cabello, el contacto entre sus manos y la tela de su ropa y así comenzó a descubrir que todo era música, mientras imitaba esos sonidos con su voz. El muchacho creo una línea melódica larga, fluida con altibajos y un momento culminante donde brindaba una respuesta emocional y por fin, lleno de vida.